viernes, marzo 25, 2016

Viernes Santo-Sábado Santo


Ha sido muy gracioso por la tarde que iba por la calle y ha comenzado a llover. Como llevaba la capa parva sobre la sotana me he puesto la capucha. Esta capa pequeña (no un mantello) me la hicieron las monjas para Roma por si llovía. Entonces me he cruzado con un grupo de jóvenes con chupas de cuero y aspecto de rockeros, y uno de ellos me ha dicho con toda sinceridad:

Qué sepas que tu rollo me mola muchísimo.

Lo ha dicho con tal convicción que me he acordado de todos aquellos curas setenteros que siempre siguen repitiendo el viejo estribillo de que estas cosas no conectan con los jovenes.

Hoy, como el año pasado, he entrado con dos acólitos con alba y cirios en la clausura del convento para reservar el copón del Santísimo Sacramento en una dependencia del convento que hace las veces de Santo Sepulcro en el día de hoy y mañana.

He colocado el copón sobre una amplia mesa (que hace las veces de losa del sepulcro) y lo hemos cubierto con un velo. Toda la comunidad con sus hábitos blancos, velos negros y capas azules ha adorado de rodillas. Después he salido al claustro y las monjas han procedido a cerrar con llave la puerta. Han corrido un gran arcón que simboliza la piedra que corrieron las mujeres. Tras eso, la superiora ha enlazado con muchas vueltas un cordón entre el pomo de la puerta y un gancho. Acto seguido yo he sellado los dos cabos del cordón.

No lo sellamos con lacre sino con plastilina roja. El sello no es de lacre, y la piedra es un arcón, pero esa dependencia, de verdad, que recuerda a toda la comunidad la realidad del sepulcro de Nuestro Señor. Para el próximo año, ya está decidido que diseñaré un sello específico para este acto, ya os lo comentaré aquí en el blog.

El sermón que he dado hoy Viernes Santo en el convento lo podéis escuchar aquí: